martes, 24 de abril de 2012

Soledad




Abandonada en el desierto por mi propia manada, me he vuelto una loba, una bestia temerosa y hambrienta de desechos ajenos.

Vagabunda deambulo por las noches a la defensiva, apenas dormito, acecho la muerte.
He perdido mi instinto depredador, yazgo presa fácil de cualquier trampa de lobas.

Viajo a ninguna parte, llego tarde a una cita no acordada con quien no me espera, en una plaza que no existe, bajo un árbol que no ha germinado, una tarde que no llega.

Reconstruirme, armarme; se ha convertido en un ejercicio cada vez más dificultoso.
Siempre hay un trozo que se pierde, otro que se olvida. Ya no calzan como la primera vez, se han roído, se han hecho polvo.

En este último viaje de medianoche, las sábanas eternas y crueles me esperan para morder mi cuerpo y mi alma.

Sollozo tu nombre, la soledad me abraza y nada hay más allá.



Alicia Cecilia

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