martes, 13 de noviembre de 2012

Aguador de Taltal


 El médano florido y húmedo te anuncia
Descoloridos dibujos rojizos
Reviven sobre los murallones salobres por tu llegada
Los cactus en copas se alzan y te saludan.

Paposo celebra tu voz pampina  
Tu piel blanca  como la cal
Tu luz radiante desierto
La bruma  recostada y somnolienta
Te acarician  la cara, eufóricas se levantan.

Las gaviotas oyen tu nombre
Las daleas azules y las nolanas trompetas
Te vuelan hasta la playa
La costa desmembrada se abre bahía
Ante la llegada de la  fiesta cactácea.

He aquí tu nueva casa Punta de Taltales,
Reclinada sobre los cerros de mentón sombrío
Te recibe la Bahía de Nuestra Señora en domingo.

La tarde forastera de Sabella
Se apresura hasta nosotros
Hasta nuestro lecho de madera de pino antiguo,  
Cubierta por la  vagabunda polvareda de estrellas.

Izaremos nuestro descanso
Frente a la gran fosa marina
Sobre los conchales rasgaremos
Nuevos surcos salares  
Levantaremos la oficina en ruinas 
Escarbando la  veta verde agotada
  
El viento zalamero de calaminas oxidadas,
Festejará en medio de nuestro campamento  
Bailarina sobre tapices de  lirios
Fragantes palos negros
Brillantes capachitos amarillos.

Crearemos historias de geografías y minerales 
De vertientes y manantiales caóticas
Estallando cerro abajo hasta el muelle agonizante 
Donde esperaré el día que confieses tu amor
Por esta mujer que se dice poeta.


Alicia Cecilia.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Aun nos queda Taltal


 
 

Tu mi alegorista,  mi héroe errante, hijo del norte grande, ven desde el pasado al futuro, desde el desierto hasta la playa, deja  atrás  la fatigada busqueda del amor, deja  los presurosos quejidos de muertes pequeñas y lentas, deja en los bolsillos de tus trajes los besos clandestinos, las promesas escondidas sin jurar, deja atrás los adioses que ocultaste y olvidaste pronunciar.
Tu, descendiente de la pampa, de amaneceres robados a la camanchaca, de atardeceres de sol inmortal, de la polvareda milenaria atrapada en las casas de tu infancia.

 Trae contigo tu olor a cobre, trae tu aroma a viento y sal, trae contigo tu oro blanco en las sienes, trae bajo tus pies el néctar del desierto de Atacama, trae las fotografías de tu pampa,  las crónicas calicheras, las imágenes polvorientas de tu niñez en la oficina salitrera, trae los relatos  del taxista, el peluquero, la cocinera, la niña y sus dibujos, trae tus huesos y tu corazón lastimados.  
Trae tu armónica, tus libretas de notas y el periódico del domingo bajo el brazo, trae  el  mundo contigo, lo acunaremos mientras lo derramas en  mi regazo,  juntos crearemos uno nuevo frente al mar, tú y yo lo colmaremos en Taltal.
 
Alicia Cecilia