Lo que refiero de ti, sin duda, la inmensa felicidad que me brindan esos sencillos gestos tuyos, el rose de tus manos, como miras lo profundo de mis ojos, tu abrazo cálido al darme la bienvenida y muy especialmente que me regales tu amor en tus besos llenos de dulzura.
Sé desde siempre que te regocijan los sentimientos que endulzan el corazón, que prefieres el calor de mi cuerpo, que prefieres las pausas cadenciosas del amor a la premura del gozo, que prefieres tararear una canción mientras la brisa del mar acaricia tu rostro, que prefieres mirar las estrellas tanto como las luces que titilan sobre la ciudad, que prefieres los amaneceres frescos en compañía de mi cuerpo desnudo, que prefieres ser tú la voz sonante en el menú del amor .
Te contaré que prefiero tu pelo ondeado sobre tu cuello, que prefiero tus pies sin calcetas, los primeros botones abiertos de tu camisa, el cinturón olvidado, los papeles que guardan tus bolsillos junto a tu peine, tu libreta de anotaciones infinitas, que comas de mi plato, que no recuerdes todas las canciones, que te guste la poesía y la música, que te distraigas en medio de la conversación, y asientas con un ¿mmmmm?. Tu bolso de medicamentos, tus reseñas de enfermedades, la chaqueta sobrepuesta en tus hombres y el lápiz que cruza los botones de tu camisa.
De mis preferencias, la que adoro, que saludes a todos, los conocidos y desconocidos, los abuelos y los niños, tus conversaciones con el maestro, el chofer y el peluquero, que desees tocar el saxofón y toques la armónica, que te guste enseñar y amar, que me prefieras vestida a desvestida, a escondidas que a plena luz del día, que me prefieras compartida antes que prohibida.
Todo un día podría mencionar lo que prefiero de ti y no acabaría, todas ellas me cautivan, me apresan, por ellas lloro en tu ausencia y me desmigajo día a día.
Alicia Cecilia
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