Descoloridos
dibujos rojizos
Reviven
sobre los murallones salobres por tu llegada
Los cactus
en copas se alzan y te saludan.
Paposo celebra tu
voz pampina
Tu piel
blanca como la cal
Tu luz
radiante desierto
La bruma recostada
y somnolienta
Te acarician la
cara, eufóricas se levantan.
Las gaviotas
oyen tu nombre
Las daleas
azules y las nolanas trompetas
Te vuelan
hasta la playa
La costa
desmembrada se abre bahía
Ante
la llegada de la fiesta cactácea.
He aquí tu
nueva casa Punta de Taltales,
Reclinada
sobre los cerros de mentón sombrío
Te recibe la
Bahía de Nuestra Señora en domingo.
La tarde forastera de Sabella
Se apresura hasta nosotros
Hasta nuestro lecho de madera de pino
antiguo,
Cubierta por la vagabunda
polvareda de estrellas.
Izaremos
nuestro descanso
Frente a la
gran fosa marina
Sobre los
conchales rasgaremos
Nuevos
surcos salares
Levantaremos
la oficina en ruinas
Escarbando la veta verde agotada
El viento zalamero de calaminas oxidadas,
Festejará en medio de nuestro campamento
Bailarina sobre
tapices de lirios
Fragantes
palos negros
Brillantes
capachitos amarillos.
Crearemos historias
de geografías y minerales
De
vertientes y manantiales caóticas
Estallando cerro
abajo hasta el muelle agonizante
Donde esperaré
el día que confieses tu amor
Por esta
mujer que se dice poeta.